LA DIOSA YEMAYA
Es la madre de todos los hijos en la tierra y representa al útero en cualquier especie como fuente de la vida, la fertilidad y la maternidad. En la naturaleza está simbolizada por las olas del mar, por lo que su baile se asemeja el movimiento de las mismas.
Yemaya es la Orisha (Los Yorubas nombraron, identificaron y deificaron a las energías de la naturaleza y las llamaron Orishas) del río Oggùn que corre por Òyó y Abeokutá, en el territorio Nupe, luego se trasladó a territorio Tapa, en Abeokutá, Ibadán y Shaki. Representa la intelectualidad, la sapiencia y los caracteres cambiantes como el mar.
Yemaya cuando castiga es inflexible, es adivina por excelencia, le robó el okpele a Orula y este luego le entregó los caracoles (diloggún). Ella es dueña de las aguas y el mar, fuente de toda la vida. Reina de Abeokutá. Su nombre proviene del Yorùbá Yemòjá (Yeyé: madre – Omo: hijo - Eyá: Peces) literalmente madre de los peces. Se dice que todos somos hijos de ella, porque por 9 meses nadamos como peces en la placenta de nuestra madre.
Es la madre de todos los hijos en la tierra y representa al útero en cualquier especie como fuente de la vida, la fertilidad y la maternidad. En la naturaleza está simbolizada por las olas del mar, por lo que su baile se asemeja el movimiento de las mismas.
Yemaya es la Orisha (Los Yorubas nombraron, identificaron y deificaron a las energías de la naturaleza y las llamaron Orishas) del río Oggùn que corre por Òyó y Abeokutá, en el territorio Nupe, luego se trasladó a territorio Tapa, en Abeokutá, Ibadán y Shaki. Representa la intelectualidad, la sapiencia y los caracteres cambiantes como el mar.
Yemaya cuando castiga es inflexible, es adivina por excelencia, le robó el okpele a Orula y este luego le entregó los caracoles (diloggún). Ella es dueña de las aguas y el mar, fuente de toda la vida. Reina de Abeokutá. Su nombre proviene del Yorùbá Yemòjá (Yeyé: madre – Omo: hijo - Eyá: Peces) literalmente madre de los peces. Se dice que todos somos hijos de ella, porque por 9 meses nadamos como peces en la placenta de nuestra madre.
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