Leyendas urbanas: La bruja de la montaña gélida

Esta leyenda cuenta que en un pueblo lejano los lugareños le temían al monte Grekus, dado que allí habitaba una cruel y vieja hechicera. 

Las personas mayores aseguraban que aquella mujer no siempre había sido mala, pues incluso en el pasado ayudó en la construcción de la ciudad. 

Sin embargo, fue traicionada por el amor de su vida, lo que la obligo a llevar una vida alejada del resto. 

Una leyenda de terror acerca de ella dice que los niños menores de 12 años no deben deambular solos por las noches, ya que ese momento es aprovechado por la bruja para llevárselos a su escondite donde les arranca los ojos y se come su corazón. 

Otro mito asociado con esta maga es el que nos indica que la única forma de librarnos de esos maleficios es enfrentándola cara a cara. 

Es decir, si estás en las cercanías de la montaña y notas que tanto las hojas como los arbustos se comienza a mover de manera irregular, no debes retroceder. 

Tienes que permanecer con la vista al frente y esperar a que la figura de la bruja de la montaña se refleje en tus pupilas. 

Enseguida ella emitirá un chillido equivalente al que hacen los murciélagos. 

Tal vez pienses que ese sonido te perforará los tímpanos o algo por el estilo. 

Nada más lejos de la realidad. 

Lo que sucede con esta leyenda de terror es que quienes la narran son las mismas personas que han aguantado más de 30 segundos viendo ese rostro tan horrible lleno de cicatrices y marcas. 

Médicos especializados han afirmado que algunos de los pacientes que han logrado llegar a las clínicas mentales, jamás han vuelto a recobrar la cordura.