Según el filósofo griego Platón, la Atlántida fue una isla
de grandes dimensiones, descritas en sus textos en los diálogos de Timeo y
Critias. En esos diálogos, la isla figura como una gran civilización que
existió 9000 años antes de la época del legislador ateniense Solón. Localizada
más allá de las Columnas de Hércules y más grande que Libia y Asia Menor
juntas.
Es Critias quien hace referencia a la Atlántida, pues su
abuelo había conocido a Solón quien había estado en Egipto, lugar donde escuchó
la leyenda de un sacerdote egipcio. Según el sacerdote una gran potencia
militar conquistó parte de África, hasta Egipto y de Europa hasta Tirrenia. Le
contó también que los atenienses combatieron esta civilización, venciéndola y
que tiempo después fue destruida por terremotos para terminar hundiéndose
tragada por las aguas.
La isla de Atlántida era un estado ideal, donde la justicia
y la virtud eran cualidades del gobierno. Fue una ciudad próspera y abundante
en recursos, favorecida por Poseidón. Las leyes escritas en una columna de
oricalco en el templo de Poseidón disponían que los reyes debían ayudarse,
tomar decisiones en consenso y no atacarse. Sin embargo, con el tiempo, las
ansias de expansión se hicieron latentes en los atlantes y quisieron controlar
y dominar otros pueblos, hasta que finalmente fueron derrotados por los
atenienses.
Los dioses como castigo a la soberbia de los atlantes,
provocaron un gran terremoto y una devastadora inundación que hizo desaparecer
la isla en las profundidades del mar.
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