Cuando se habla del amor romántico, se suele añadir una nota
de color que pone de manifiesto lo maravilloso que es. Por norma general, se
habla de los beneficios de tener pareja, lo bueno que es que alguien te quiera
y te comprenda a ese nivel. Está claro que tiene efectos positivos para la
persona y para su vida en sociedad. Pero también hay que tener en cuenta que
puede conllevar una serie de perjuicios para quien está en una relación de este
tipo.
Tal y como se vive el amor romántico en la actualidad puede
hacer que la persona renuncie a tener otras relaciones íntimas (aunque no sean
de carácter amoroso). Además, se dan pérdidas de autonomía, independencia y
libertad personal. Por otro lado, pueden aparecer las discusiones y los celos,
o la percepción de que el otro no está dando en la pareja lo mismo que
nosotros. Todo ello puede llevar a la destrucción del vínculo.
Las paradojas del amor romántico
El caso es, que el amor romántico, de la forma en la que lo
entendemos en nuestra sociedad, está lleno de paradojas. Estas contradicciones
crean una tensión considerable.
Deseo vs. Posesión: el caso es que, el deseo -no solo el
sexual- desaparece como tal una vez que se ha satisfecho. Es decir, lo poseído
se puede disfrutar pero no desear, que es uno de los motores del enamoramiento.
Cuando encontramos obstáculos para consumar el deseo romántico, aumenta la
pasión, mientras que disminuye si lo conseguimos de manera fácil.
Altruismo con la pareja vs. Egoísmo biológico: socialmente
se nos enseña que es necesario ser altruista con la pareja, de forma que nos
sacrifiquemos por el otro y nos entreguemos totalmente. Esto choca con los
mecanismos evolutivos que se centran en la búsqueda de placer y la maximización
de las probabilidades de transmisión genética. Es decir, con nuestros
instintos.
Idealización vs. Realidad: la idealización de la otra
persona es uno de los pilares del enamoramiento, ya que supone la fuente de las
expectativas de enamoramiento y del deseo de intimidad. El caso es que, a
medida que se consolida una relación, esta idealización va desapareciendo, ya
que vamos conociendo la realidad de la otra persona.
Pasión vs. Convivencia: es una de las contradicciones más
conflictivas, ya que después de un tiempo conviviendo con una misma persona, la
pasión va disminuyendo paulatinamente. Pero las normas socio-culturales nos
dicen que tenemos que formar una pareja estable cuando sintamos pasión, y que
esta perdure con el paso de los años.
Compromiso vs. Independencia: las personas queremos
seguridad. Buscamos un compromiso de unidad y apoyo, y sentirnos exclusivos.
Pero a la vez, queremos sentirnos autónomos y libres de ataduras, de forma que
se mantenga nuestra independencia. Como podemos imaginar, compaginar ambas necesidades
es difícil e influye de forma directa en la satisfacción con la relación
amorosa.
Fidelidad vs. Deseo de novedad: los seres humanos tenemos
impulsos que nos guían hacia lo novedoso, aunque esté prohibido tácitamente. Es
decir, hacia la infidelidad. Con el paso del tiempo, nos sentimos atraídos por
otras personas y esto choca de forma directa con la norma social de
exclusividad sexual para el resto de la vida. Esta regla es totalmente
cultural, ya que ni se da en las demás especies animales ni en todas las
sociedades humanas.
Los mitos del amor romántico
Además de estas paradojas, el amor romántico conlleva una
serie de mitos. Estas creencias derivan del legado cultural de nuestra sociedad
y pueden ser absurdas, falsas o imposibles. Se convierten en mitos de difícil
consecución por nuestros factores biológicos, psicológicos y sociales.
Mito de la media naranja: es la creencia de que nuestra
pareja es la única y mejor elección posible. Es el compañero o la compañera de
vida que teníamos predestinado para nosotros.
Mito de la exclusividad: es la creencia de que, al mismo
tiempo, solo puede sentirse amor romántico por una única persona.
Mito del matrimonio o convivencia: es la creencia de que una
relación de amor romántico tiene que derivar en la unión estable de la pareja.
Mito de la omnipotencia: es la creencia de que los
obstáculos no van a romper la pareja, ya que el amor lo puede todo.
Mito de la perdurabilidad: es la creencia de que la pasión
del principio debe perdurar en el tiempo a pesar de la convivencia.
Mito de la fidelidad: es la creencia de que la propia pareja
debe satisfacer exclusivamente todos los deseos.
Mito del libre albedrío: es la creencia de que los factores
sociológicos, biológios y culturales ajenos a nuestra voluntad y conciencia no
influyen en nuestros sentimientos amorosos.
Mito de la equivalencia: es la creencia de que si uno ya no
está apasionadamente enamorado es porque ya no ama a su pareja.
Mito del emparejamiento: es la creencia de que a lo largo de
toda la historia de la especie humana, hemos tendido a emparejarnos por
naturaleza.
Mito de los celos: es la creencia de que el verdadero amor
no se da si no se sienten celos.
El caso es que el amor romántico puede producir una serie de
efectos negativos. Estas paradojas y mitos pueden estar integrados en nuestras
relaciones, de forma que se den problemas en las parejas. Estos pueden ir desde
discusiones y malestares pasajeros hasta otros extremos más dramáticos.
Resulta obvio que el amor correspondido puede ser un pilar
en nuestra felicidad y salud. Además, si este no se corresponde, falta o
sufrimos una ruptura, se pueden dar muchas consecuencias perjudiciales para
nosotros. Por ello, se hace interesante e importante conocer y trabajar en la
pareja tanto las paradojas como los mitos del amor romántico.
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