martes, 17 de noviembre de 2015

EL CUERPO MENTAL Y SU AURA

Nuestros pensamientos, ideas y conocimientos son portados por el cuerpo mental. Su vibración es mayor que la del cuerpo etérico y el cuerpo emocional, y su estructura es menos compacta.
Una persona poco desarrollada mentalmente tiene un cuerpo mental con la apariencia de una sustancia blanca y lechosa. Los pocos colores que existen son apagados y sin brillo, relativamente opacos. Por el contrario, una persona mentalmente desarrollada tendrá colores más claros e intensos.
Posee una octava mayor y otra menor. Sus frecuencias menores se manifiestan en el pensamiento lineal, a través del cual, la mayoría buscan la verdad. Esta actividad racional se basa en percepciones del plano físico: Sus sentidos recogen información que transmiten al cuerpo emocional por medio del cuerpo etérico; el cuerpo emocional transforma la información en sentimientos y lo retransmiten al cuerpo mental, que reacciona con la formación de pensamientos verbales.
Debido a la influencia del cuerpo emocional, las informaciones se distorsionan  y el pensamiento queda teñido, tendemos a enjuiciar los acontecimientos. Por ello, no es imparcial ni objetivo.
La auténtica función del cuerpo mental es recoger las verdades universales e integradas con el entendimiento racional y lleva a una solución del problema en consonancia con las leyes universales.
Los conocimientos que nos llegan de esta forma, llegan del plano espiritual de nuestro ser, los cuales se manifiestan como intuiciones repentinas.
Nos permiten mirar al interior de la auténtica naturaleza de las cosas y tienen una estructura holográfica.

El acceso a la octava superior del cuerpo mental lo encontramos en la unión del chakra frontal con el chakra coronal. Si el cuerpo mental está plenamente desarrollado, se convierte en un espejo del cuerpo espiritual, y el hombre realiza en su vida la sabiduría y el conocimiento integral del yo superior.

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