Es el portador de las fuerzas moderadoras para el cuerpo
físico, así como de la energía vital creadora y de todas las sensaciones
físicas.
Atrae la energía del sol a través del chakra plexo solar, y
las energías vitales de la tierra a través del chakra basal.
Acumula estas energías y, a través de los nadis y los
chakras, la conduce al cuerpo físico en flujos vitales ininterrumpidos.
Se encarga de mantener un equilibrio vivo en las células
corporales.
La energía sobrante del cuerpo etérico se irradiará hacia
fuera por los poros y los chakras.
Constituye el aura etérica que, por lo general, es la primera
fracción del aura total. Dichos rayos de energía que salen de nosotros forman
algo similar a un manto protector.
Esta protección natural significa que, básicamente, una
persona no debe enfermar por causas externas.
Un clarividente puede reconocer “agujeros o “grietas” en el
aura, a través de los cuales, pueden penetrar en el cuerpo energías negativas
que causan las enfermedades. Además, la energía vital puede escapar de la zona
no material a través de estas heridas.
Debido a esta estrecha conexión, a menudo también se habla
del aura de la salud. La denominada fotografía de Kirlian consiguió hacer
visible por primera vez dicha radiación energética, propia de cada ser vivo.
Podemos favorecer nuestra salud utilizando, prudentemente,
las sugestiones positivas.
Transmite al cuerpo emocional y al cuerpo mental las
informaciones que recogemos a través de los sentidos corporales y,
simultáneamente, transmite las energías e informaciones desde los cuerpos
superiores hasta el cuerpo físico.
No hay comentarios:
Publicar un comentario