La importancia de los antiguos Oráculos: Delfos y Dodona
¿Cuál era la importancia de los Oráculos de Delfos y Dodona? En la Antigua Grecia muy pocas cosas se realizaban sin consultar a las pitonisas de estos dos célebres oráculos.
¿Los griegos pueden esperar un futuro cercano mejor o peor? ¿Las familias podrán tomar vacaciones? Estas preguntas parecen ser problemas recurrentes en la población actual debido al período de gran inestabilidad social y económica que están padeciendo, pero no es tan reciente.
Hace miles de años, los antiguos griegos también estaban plagados de incertidumbres y con frecuencia se preguntaban qué debían hacer. Para consolarse y buscar la iluminación, iban con los sacerdotes o sacerdotisas, los únicos que eran capaces de interpretar la voluntad de los Dioses que todo lo sabían.
A diferencia de los adivinos de hoy, los antiguos no intentaban hacer predicciones específicas sobre si determinadas decisiones eran correctas o incorrectas, o si los Dioses verían determinadas acciones en forma favorable o desfavorable. La forma de adivinar el futuro en la Antigua Grecia tomó muchas formas, incluyendo la lectura del vuelo de las aves, el examen de los hígados de los animales para el sacrificio (u otros órganos internos), con piedras de colores o huesos de animales.
Pero por otro lado, existían prácticas altamente ritualizadas, profecías que se llevaban a cabo en o junto a antiguos templos: los Oráculos. Entre los dioses asociados con los oráculos y profecías tenemos a Apolo y Zeus, cuyos santuarios de Delfos y Dodona eran muy conocidos no sólo en tierras griegas, sino en todo el mediterráneo, gracias a las extrañas habilidades que poseían sacerdotes y sacerdotisas para transmitir las declaraciones divinas.
El sitio arqueológico de Delphi es hoy uno de los más visitados de Grecia, y en ese sentido muy poco ha cambiado desde la antigüedad. Delphi, que comenzó en el siglo VIII a.C., fue considerado el centro más importante, el ombligo del mundo antiguo.
La autoridad y orientación de este santuario oracular de Apolo Pitio, era respetado por los griegos y extranjeros, y era empleado para aclarar principios éticos y judiciales, establecer nuevos cultos, resolver los conflictos políticos, las campañas militares o simplemente, resolver las preocupaciones comunes derivadas de las incertidumbres de los humanos.
A diferencia de los ritos practicados en otros santuarios griegos que permanecieron como los secretos mejor guardados (como por ejemplo los Misterios de Eleusis), los rituales y las expresiones divinas del Oráculo de Apolo en Delfos eran temas comentados a diario e incluso permanecen en la actualidad gracias a la hábil pluma numerosos escritores destacados, como Plinio el Viejo, Diodoro Sículo, Platón, Esquilo, Cicerón, Estrabón o Plutarco.
El funcionamiento exacto del Oráculo no se entiende totalmente, pero los autores están de acuerdo en la existencia de un abismo en el interior, sobre el que estaba sentada la pitonisa inhalando los vapores que allí se desprendían, o tomando del agua de la fuente que allí se ubicaba, para poder transmitir los juicios, frecuentemente ambiguos, que determinaba el dios Apolo.
Plutarco, nativo de Beocia y muy conocido por escribir “Vidas Paralelas”, célebre obra donde relató la vida de grandes personajes griegos y romanos, ofrece un relato de primera mano del Oráculo de Delfos. Como sacerdote de alto rango que sirvió durante mucho tiempo en el santuario, Plutarco registró todas las observaciones posibles sobre la Pitonisa cuando ésta estaba en trance, e incluso el comportamiento errático que solía ver durante los rituales sagrados.
Plutarco, nativo de Beocia y muy conocido por escribir “Vidas Paralelas”, célebre obra donde relató la vida de grandes personajes griegos y romanos, ofrece un relato de primera mano del Oráculo de Delfos. Como sacerdote de alto rango que sirvió durante mucho tiempo en el santuario, Plutarco registró todas las observaciones posibles sobre la Pitonisa cuando ésta estaba en trance, e incluso el comportamiento errático que solía ver durante los rituales sagrados.