jueves, 21 de diciembre de 2017

El primer brindis del año ¿con cava?



Para brindar por el nuevo año la mayoría de los españoles optan por el champan o el cava cuyo consumo se incrementa de forma considerable durante el periodo navideño de forma que el segundo semestre del año representa, en el caso del cava, el 60,8% del consumo anual.  En 2013 Antena 3 y La Sexta levantaron ampollas por brindar con cerveza en la retransmisión de las campanadas. Era la primera vez en la historia de la televisión en España que la cerveza (de la marca Estrella Galicia) sustituía al cava en el tradicional brindis. Y no se trató del boicot iniciado en 2004 a los productos catalanes en el resto del Estado y que, afortunadamente, se ha ido diluyendo con el paso de los años, sino de mero interés publicitario.
De hecho, el cava catalán salvó el boicot por las exportaciones pese a perder un 6,6% de mercado interno. En 2005 se vendieron más de 222 millones de botellas de cava, de las que el 42% se destinaron al mercado interior y el 58% se exportaron.
Aún hoy en día hay gente que cree que el champán y el cava son prácticamente lo mismo. El espumoso francés es producido a partir de los tipos de uvas chardonnay, pinot noir y pinot meunier y el cava catalán sale de uvas autóctonas como xarelo, parellada y macabeo, un "coupage" pleno de antioxidantes, con propiedades antiinflamatorias y digestivas por su composición carbónica
Según la leyenda, un año antes de lo habitual, sin que hubiese acabado la fermentación del mosto, se mandaron en barco los toneles de vino de la región de Champagne, todavía un vino tranquilo, a Inglaterra y el movimiento del mar hizo que las levaduras iniciasen una segunda fermentación, consiguiendo un vino espumosos, con presencia del carbónico, que fue el inicio de lo que hoy conocemos como champán. También cuenta la leyenda que fue Dom Pérignon, abad de Hautvillers, quien perfeccionó el sistema de elaboración. Aunque era ciego, sabía, con solo probar una uva, de qué viñedo procedía.
El presidente de Juvé & Camps, Gerard Jané, entiende que no hay ningún argumento para romper una tradición "tan consolidada" como la de celebrar el fin de año con cava, y que "el glamour y el punto de magia que aporta el cava es imposible de superar con otra bebida".

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