Es una secuencia áurea es muy conocida en el mundo
matemático. El matemático Leonardo de Pisa, un antiguo conocido mercader de la
ciudad italiana de Pisa que poseía negocios en el norte de África, describió
esta fórmula como solución a un problema de la cría de conejos. Anteriormente,
había sido descrita por matemáticos hindúes, que investigaron los patrones
rítmicos que se formaban con sílabas de uno o dos pulsos.
Esta espiral la podemos encontrar en cosas de
nuestra vida diaria como por ejemplo:
En las escamas de una piña, te sorprendería el hecho de que
aparecen en espiral alrededor del vértice en igual número a los términos
citados en la sucesión de Fibonacci.
En las piñas de un girasol se forma una red de espirales,
unas que van en el sentido de las agujas del reloj y otra al contrario, pero en
cualquiera de los casos siempre, las cantidades de unas y otras son términos
consecutivos de dicha sucesión.
Está presente en huracanes conchas e, incluso, en algunas
galaxias.
En partes del cuerpo humano y animales como es el caso de la
relación entre la altura de un ser humano y la altura de su ombligo, la
relación entre la distancia del hombro a los dedos y la distancia del codo a
los dedos.
En el arte, en los violines, se relaciona con el número
áureo. También aparece en las relaciones entre la altura y ancho de los objetos
y personas que aparecen en las obras de Miguel Ángel, Duero o Da Vinci.
Otro ejemplo de esta espiral, lo representa la ubicación en
el espacio de las pirámides de Gizeh.
La sucesión de esta serie, se inicia con el 0 y el 1. A
partir de ahí cada elemento es la suma de los dos anteriores. A cada elemento
se le denomina número de Fibonacci.