Es denominado también cuerpo
astral. Es el portador de nuestros sentimientos, emociones y de las cualidades
de nuestro carácter; ocupa el mismo espacio que el cuero físico,
aproximadamente.
Se presenta como una sustancia nebulosa
que se mueve caótica y desordenadamente, en todas direcciones. Cuanto más
desarrollada esté una persona en la definición de sus sentimientos, sus
simpatías y sus cualidades; tanto más claro y transparente se mostrará su
cuerpo emocional.
El aura del cuerpo emocional
presenta una forma ovalada y puede extenderse a varios metros de distancia
entorno a la persona. Toda emoción se irradiará en su aura a través del cuerpo
emocional.
Junto con el carácter fundamental
se reflejan como los colores esenciales permanentes del aura, cada sentimiento
instantáneo, cada estímulo del ámbito emocional, se reflejará en este aura.
Ningún otro cuerpo no material
tiene marca su aura con tanta fuerza como el cuerpo emocional la visión del
mundo y de la realidad.
Se hallan almacenadas, entre otras,
todas las emociones no liberadas, las angustias y agresiones, conscientes o
inconscientes.
Las sensaciones de soledad,
rechazo, falta de autoconfianza, etc, emiten sus vibraciones a través del aura
emocional iguales al entorno y se unen con ellas.
El pensamiento consciente y los
objetos materiales del cuerpo mental tienen poca influencia sobre el cuerpo
emocional, que sigue sus propias leyes.
Así, por ejemplo, una persona puede
aspirar conscientemente al amor o el éxito, e inconscientemente irradiar unas
frecuencias energéticas contradictorias, de celos o falta de autoconfianza, que
impiden que consiga su objetivo consciente.
Las estructuras emocionales
continúan existiendo a través de las diferentes encarnaciones, siempre que no
se liberen.
Las experiencias no liberadas
almacenadas en el cuerpo emocional determinan, en gran medida, las
circunstancias de la nueva vida.
Debemos cesar, inmediatamente, de
vernos en el papel de víctimas y de atribuir nuestras miserias y debilidades a
otras personas. Tenemos gran parte de nuestro destino en nuestras manos y
podemos empezar a cambiar nuestra vida, cambiándonos a nosotros mismos.
La mayoría de los nudos emocionales
se encuentran en la zona del chakra del plexo solar. Nos proporciona el acceso
más directo a nuestras estructuras emocionales a través de la vivencia
inmediata.
Una disolución de las estructuras
emocionales sólo puede producirse a través del cuerpo espiritual, que
manifiesta la sabiduría, el amor y la bendición de nuestro yo superior,
permitiendo, al mismo tiempo, conocer las relaciones interiores partiendo de la
visión universal de dicho yo. Este vínculo se establece a través del chakra del
corazón y del chakra coronal.
El yo superior nos indica que
tenemos que recorrer determinadas experiencias sólo para comprender qué
sentimientos y acciones tienen como consecuencia una separación de la mente
divina original, causando el sufrimiento; y para comprender y aprender a
entender las leyes cósmicas del equilibrio natural. Hoy nos consideramos
víctimas, en anteriores vidas, posiblemente fuimos los autores.
Cuando las vibraciones de nuestro
cuerpo espiritual se unen con las del cuerpo emocional, este comienza a vibrar
más rápido y empieza a expulsar las energías negativas almacenadas, que tienen
frecuencias menores. Con ello, perdemos el recuerdo emocional de estas
experiencias y podemos perdonarnos a nosotros mismos y a los demás.
A medida que va aumentando la
disolución de las emociones estancadas, el cuerpo comienza a irradiar profundos
sentimientos de amor y alegría incondicional. El aura comienza a emitir colores
más claros, intensos y transparentes; y los mensajes que emite al entorno
atraen la felicidad y el amor.
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