lunes, 25 de mayo de 2015

LA BRUJA DE EDMONTON

Esta historia se remonta al siglo XVII, en concreto, a la época de Jaime I.
Elizabeth Sawyer, conocida como la bruja de Edmonton, era una mujer pobre que se convirtió en el foco de atención de la población porque creían que era bruja. Los lugareños afirmaban que había hechizado a sus hijos y al ganado por haberse negado a comprar sus escobas.

Se dice que Agnes Radcliffe (un aldeano) golpeó a uno de los cerdos de Sawyer al ver que se comió parte de su jabón. La supuesta bruja al ver esto, lanzó un poderoso conjuro. Esa misma noche Radcliffe se puso malo, comenzando a echar espuma por la boca hasta que finalmente murió.

Sawyer fue encarcelada y posteriormente interrogada por el reverendo Goodcode, cuyos métodos implacables consiguieron que al final confesara.

Sawyer admitió que un día el diablo se le apareció en forma de perro negro con ojos rojos relucientes, para ofrecerle un pacto: obediencia a cambio de su alma. Y ella, lo aceptó. El pactó se selló cuando la bestia bebió la sangre de Sawyer.


En el juicio, 3 mujeres afirmaron que el cuerpo de Sawyer tenía la marca de una bruja, una señal que el diablo había hecho en su cuerpo.


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